La dolarización ha durado más que cualquier Constitución en la historia republicana del Ecuador. Como si esto fuera poco, para el 70% de los ecuatorianos el dólar es la única moneda que han utilizado. Ellos nunca han sufrido una inflación galopante, devaluaciones, incautaciones, ni crisis financieras. La razón de esta longevidad y estabilidad es muy simple: la eliminación de la discrecionalidad de los burócratas del Banco Central. La dolarización es la revolución del ciudadano ecuatoriano contra la tiranía de la burocracia y ha funcionado mejor que cualquier institución de la historia.
El Banco Central del Ecuador (BCE) nunca pudo mantener estable el poder adquisitivo de la moneda nacional – el sucre. En los primeros 10 años de existencia del BCE el sucre perdió el 99.9% de su valor pasando de s/. 5 en 1926 a s/. 10 por dólar en 1936. Tan solo 3 años más tarde, en 1939, perdería otro 50% de su valor y se cotizaba en S/. 15 por dólar. Ese fue el tipo de cambio que seguía cotizado al inicio del sistema monetario de Bretton Woods en 1944. Bretton Woods fue un sistema diseñado para mantener la estabilidad del poder adquisitivo de las monedas evitando devaluaciones y facilitar el intercambio de bienes. El sistema creó al FMI para garantizar recursos en dólares a países con crisis de balanza de pagos. Para lograr estos objetivos se estableció al dólar como la moneda de reserva el cual se comprometía a mantener su valor en oro estable. Mientras duró Bretton Woods (1944 - 1971) - y se mantuvo el precio del oro estable - la inflación acumulada en el Ecuador fue de 300%, la inflación en los EE. UU. en el mismo periodo fue de 87%. Visto de otra manera el promedio aritmético anual de inflación en el Ecuador fue de 11% anual, mientras que el de los EE. UU. fue de 3%. Es evidente que el BCE no pudo mantener la estabilidad de precios en el Ecuador cuando su promedio anual de inflación es mas de 3x el promedio de la moneda de reserva. Si le sumamos la inflación de los años anteriores a Bretton Woods es aún peor. Desde 1972 el BCE empeoró su desempeño, por lo que es evidente que el Banco Central del Ecuador nunca pudo mantener estable el valor de la moneda nacional. Su existencia ha sido un lastre para la economía nacional y ha destruido valor.
Algunos analistas tratan de restarle importancia a la dolarización tratando de negar la realidad histórica que ha proveído el mayor periodo de estabilidad monetaria en el país. Para justificar su negativa se refieren a la devaluación que entre 1944 y 1971 fue de tan solo 40% en 27 años (pasando de s/. 15 a s/. 25). Este análisis no toma en consideración que la inflación del mismo periodo fue significativamente mayor y desestima las intervenciones y prohibiciones que el Banco Central imponía sobre transacciones de cambio. Es fácil decir que uno está estable cuando se está en prisión, pero no es una descripción completa de la situación. Una estabilidad en el tipo de cambio cuando no hay libertad para expresar la verdadera oferta y demanda es engañoso. Ahondando en el cuadro de la estabilidad forzada se debe considerar que durante este periodo los gobiernos obligaban al sector privado coercitivamente. Durante este periodo hubo varias intervenciones en el cambio o demanda monetaria incluyendo impuestos a las transacciones de cambio, controles de cambio, restricciones a las ventas de divisas e incautaciones totales de dolares. El que se haya recurrido a extremos como incautaciones de divisas para mantener el tipo de cambio estable no es un éxito del Banco Central, sino un completo fracaso en el manejo monetario.
Tratar de defender al Banco Central diciendo que mantuvo el tipo de cambio estable es engañoso. Que el tipo de cambio no se haya movido mucho no significa crecimiento económico ni estabilidad de precios. La realidad es - les guste o no les guste - que el Banco Central del Ecuador nunca pudo mantener los precios en sucres estables y los últimos 25 años dolarizados han sido el periodo de mayor estabilidad en la historia.
Las razones por las cuales el Banco Central nunca pudo mantener estable al sucre son simples: los burócratas nunca acertaron la demanda de dinero. Este “problema de información” es un tema central en la Escuela Austriaca y se resume fácilmente: nadie tiene suficiente información para conocer las preferencias de otros y menos las de todo el mercado. El intento de hacerlo por parte de los burócratas es lo que Hayek llamaba “la pretensión del conocimiento”. En su extremo esta pretensión del conocimiento lleva a la “fatal arrogancia” de la planificación central de la economía.
Y la planificación central de la economía es la política que el Ecuador ha preferido en toda su historia, desde el mercantilismo de la naciente republica pasando por la sustitución de importaciones en los años 50 hasta el día de hoy. La planificación central ha sido acompañada de controles de cambio, controles de precio, incautaciones y hasta expropiación de la propiedad privada mediante reformas agrarias. Estas intervenciones en la economía real derivan en lo que Mises denomina “dinámica del intervencionismo” mediante la cual una intervención lleva a otra y así sucesivamente. Las intervenciones del BCE solamente son un síntoma de esta dinámica mediante la cual el estado incide en todo aspecto de la economía. La abultada burocracia estatal de hoy tiene su génesis en la dinámica del intervencionismo que se acumula desde siempre.
La dolarización fue la respuesta de la sociedad civil a esta dinámica de intervención y la tiranía de la burocracia. Esta rebelión contra la tiranía de la burocracia ha sido la etapa de mayor estabilidad monetaria de la historia del país y ha desatado el proceso de mayor creación de riqueza de la historia republicana. Al eliminar a los burócratas y su pretensión del conocimiento el ciudadano ha recobrado su soberanía y el sector privado ha logrado crecer sostenidamente.
En la década antes de la dolarización oficial la pérdida de confianza en el instituto emisor se aceleró y se evidenció a través de la dolarización espontanea de la economía. Una vez eliminadas las prohibiciones para comprar dólares, la economía se dolarizó sola debido a la poca confianza en la capacidad del Banco Central de mantener la estabilidad de la moneda nacional. Esta desconfianza no estaba equivocada. El pésimo manejo de la política monetaria que caracterizó al BCE fue uno de los mayores contribuyentes a la crisis financiera de 1999 y el congelamiento bancario.
A finales de 1998 la banca nacional estaba en crisis y las tasas interbancarias habían llegado a niveles jamás antes vistos y cercanos al 100%. El déficit fiscal seguía subiendo y rondaba el 6% del PIB. Para financiar el deficit gobierno decidió implementar un nuevo Impuesto a la Circulación de los Capitales – ICC. Este impuesto era un desmultiplicador del dinero en la economía, algo que el Banco Central debería haber previsto. Contrario a la lógica, la prudencia y la cautela el BCE decidió contraer severamente la liquidez del sistema al subir los encajes dos veces en ese mismo mes. La solvencia o falta de solvencia de la banca ecuatoriana se volvió irrelevante ante una contracción de liquidez tan extrema. En el negocio bancario la falta de liquidez se convierte en una falta de solvencia inmediata. La situación patrimonial de los bancos estaba en crisis debido a la fuerte subida de créditos incobrables ligados a los shocks externos del Niño y la mancha blanca. Aunque muchos bancos no eran 100% saludables, estos seguían a flote, pero la subida de encajes causó una contracción de liquidez que eliminó cualquier posibilidad de recuperar la solvencia. El congelamiento bancario fue en gran medida causado por la pretensión del conocimiento de los burócratas del BCE que fallaron en su función más importante: prever la demanda de dinero en la economía.
Han pasado 25 años desde esos nefastos momentos en la historia nacional. Una mayoría de los ecuatorianos hoy no recuerdan la angustia de perder sus ahorros y sus pensiones. Desde la dolarización los ecuatorianos han podido vivir en paz y sin temor a perder sus ahorros. Eso solo ha sido posible porque eliminamos la discrecionalidad del burócrata del banco central. Sin embargo, y a pesar de nunca haber sido un motor de crecimiento en la economía nacional, el Banco Central sigue existiendo y es una amenaza para la estabilidad de la dolarización. Cerrarlo debería ser una prioridad y mandaría una señal clara al mercado del compromiso con la dolarización.
El Ecuador necesita racionalizar sus cuentas públicas para salir de los déficits crónicos. Para lograr esto debería llevar a cabo una nueva dolarización – una revolución en contra de la tiranía burocrática que hunde al país. La dolarización es la prueba fehaciente que hacerlo tiene consecuencias positivas. Limitar el poder de la burocracia y su pretensión del conocimiento es el acierto más importante de la historia republicana y debería ser replicado en todos los niveles de la economía nacional.
El impuesto a la salida de capitales (ISD) fue un intento de Correa para desdolarizar. Los dólares que ecuatorianos se vieron forzados a repatriar son una tentación para la confiscación histórica. Ojalá que las próximas autoridades que salgan de las elecciones del 9 de febrero tengan éxito en hacer desaparecer al BCE y al ISD.